A partir de tartesos y fenicios, el actual territorio cartameño fue ocupado por todas las civilizaciones posteriores. Los fenicios denominaron Cartha (ciudad oculta) al primitivo asentamiento, y los romanos derivaron este nombre hacia el de Cartima. En el año 195 a.C., el cónsul romano Marco Poncio Catón le concede naturaleza de municipio y la dota de recias defensas. Los yacimientos hallados de la época romana denotan que el pueblo debió contar con un buen número de habitantes, por lo que no es aventurado decir que en el período romano la villa fue una de las más importantes de la actual provincia malagueña. |
En años posteriores, tanto los visigodos como los árabes reforzarían la primigenia fortaleza, pero serían estos últimos los que, conscientes del lugar estratégico en que fue construida, la modificaron y consolidaron, hasta el punto de que durante el período nazarí el castillo se convierte en punto neurálgico defensivo, económico y político. |
En 1485 las tropas cristianas, no sin aprietos, consiguen entrar en el castillo, que se convertiría en una especie de cuartel general del ejército de los Reyes Católicos, pues fue en él donde se preparó la conquista de Ronda y Málaga. Tras la toma de Granada, la fortaleza permaneció en desuso hasta la Guerra de la Independencia, en que sirvió de refugio a los soldados franceses. |